lunes, 14 de diciembre de 2009

dr strangefear or: how i learnt start worrying and made scream the country


La cruda verdad: sólo Suárez, el general Gutiérrez Mellado y Carrillo se mantuvieron en pie, retando a Tejero. Los demás diputados se tiraron al suelo, aterrorizados, haciéndose los muertos, mientras el pueblo, asustado, se ocultaba en sus casas si hacer ruido hasta que el Rey restituyó la constitucionalidad.
y con ellos el pueblo habló. quizás la mayoría de la gente se pare poco a pensar en el regalo que aquel día nos hicieron estos tres caballeros. quizás nadie piense que ellos tres, aquel día, abrazaron en nombre del país la democracia (porque en realidad no fue así), pero algo golpeó sus corazones, algo que siempre perdurará. se plantaron delante de los que nos querían negar la libertad, de los que querían encerrar bajo llave nuestros sueños. aquellos que sublevándose calificaron a su enemigo de sublevado.

aquel día hubo tres hombres dispuestos a morir si eso servía para que nos convenciéramos de que nos merecíamos algo mejor. quizás hoy, como todos nuestros representantes, todos nos tiraríamos al suelo. quizás yo también.

quizás hoy no podría decir que me hubiera gustado que, alabando a la democracia, tejero debería haber irrumpido en la sesión del congreso y decir:

quieto todo el mundo! ya que al respirar, quisiera ser quien (os) ponga el aire.
y así debería haber sido.
y así es como hoy tenemos derecho al arte.

viva la democracia.

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